Un hospital amable, centrado en las personas, debe proponerse salvaguardar la vida, curar, minimizar las secuelas y procurar el bienestar de sus pacientes, ayudando la que la persona y su familia pasen lo mejor y antes posible el contratiempo que supone la irrupción de una enfermedad y discapacidad en su vida. Un ambiente humanizado ayuda al paciente porque genera más confianza y percepciones positivas, tanto en él cómo en su familiar.